¿Friki yo?


En esta ocasión he querido presentar uno de los ensayos, que pedimos en los cursos del CAP del profesorado de Navarra y también de UNED Tudela, a los docentes que hacen la formación de Ajedrez Educativo con el equipo de los 7 colores del Ajedrez Educativo.

En muchas ocasiones el propio universo del ajedrez desconoce la imagen que el mundo recibe de él, y que en la mayor parte de las ocasiones dista mucho de ser positiva. Por supuesto hablamos del único ajedrez que existe hoy por hoy, y que atrae a un gran número de personas, hasta que la mayoría lo abandona. Hablo del ajedrez de competición.

Muchas personas estamos trabajando para que un ajedrez más social surja del fuerte movimiento que se está produciendo -por fin- en cuanto a la correcta definición del ajedrez educativo y su implantación en horario lectivo en cientos de centros educativos de todo el mundo.

Es cuestión de pocos años que veamos -al menos yo lo creo así- que el ajedrez entra en la vida social de millones de personas, y no porque piensen en competir sino porque lo utilizan en su vida personal, familiar y de relación social.

Así, podremos encontrar en locales sociales, e incluso bares y cafeterías, a personas jugando entre sí, incluso en parejas, sin olvidar los momentos especiales en que padres e hijos jueguen juntos.

Os pego aquí la ideas y reflexiones de una docente de Infantil, del CEP ALAIZ de BARAÑAIN, tras su paso por el curso del CAP, y también del curso de Ajedrez Educativo (nivel blanco) en UNED TUDELA. Es fácil apreciar en este trabajo cómo se muestran ideas y clichés de la sociedad, y también cómo se percibe el cambio tras un curso de Ajedrez Educativo. Espero que os guste.

¿FRIKI YO?

¿Por qué nunca me había planteado aprender a jugar al ajedrez?

Tengo muchas respuestas y ninguna es buena, y espero que no ofendan a nadie, pero esta ha sido mi experiencia con el ajedrez.

Cuando era pequeña, el ajedrez me parecía que era una cosa de listos, y yo nunca me he tenido por lista. No es que me diera miedo o vergüenza perder, no, pero pensaba que nunca podría ganar…  Es por esto que me siento muy identificada con las explicaciones que suele dar el profesor de ajedrez educativo al hablar de las chicas y el ajedrez.

Creer que no puedes ganar y pensar que ese es el único objetivo, la única razón del ajedrez, no es que sea muy motivante. Y si a esto le sumamos que no soy nada competitiva… no era una mezcla muy buena para iniciarme en el ajedrez. Nunca pensé que fuera para mí, y por eso me apunte a otras extraescolares más sencillas y menos competitivas como patinaje y gimnasia.

En la adolescencia, la cosa cambió y mi interés por el ajedrez fue menor todavía.  Para mí, todos los que jugaban al ajedrez eran muy listos, unos empollones y un poco raros.   En la adolescencia, en  mi instituto, los únicos que jugaban al ajedrez eran los que sacaban sobresaliente, o notable por lo menos, estudiaban mucho y eran un poco raros. Un poco raros si, de los que preferían estudiar e ir a clase y no hacer pellas o «borotas», los que iban a campeonatos de ajedrez en vez de salir de marcha el sábado, los tímidos, los que hablaban de cosas raras (alfil a torre, enroque, jaque pastor, Rey F4…), los que tenían ídolos como Kaspárov (un señor mayor que jugaba al ajedrez en un país muy lejano)… y he de decir que la mayoría, por no decir todos, eran chicos. Esto del ajedrez no era para mí, lo tenía claro. Yo prefería a los chicos malos, ser rebelde y estudiar lo justo para aprobar, cosa que alguna vez he de decir que calculé mal.

En la Universidad, mi visión del ajedrez empeoró. Ahora, los que jugaban al ajedrez eran fans de Star  Wars, Dar Vader, Obi One Kenobi, Star Trek, los ovnis y como  no, les molaba la informática. Tengo que decir que siempre me ha gustado Star wars, pero nunca hubiera hecho cola para ver un estreno, ni me compraría una taza de Dar Vader, ni una espada laser… y yo pensaba, que la mayoría que hacían cola en los estrenos de Star Wars, se compraban caretas de Dar Vader y sabían que era eso de los unos y los ceros de la informática,  jugaban al ajedrez. Los universitarios que jugaban al ajedrez también aprobaban todo, y con buena nota. Igual, si hubiera aprendido a jugar al ajedrez, hubiera sacado mejores notas… ¿Por qué nunca me planeé esto? Igual ellos eran raros, no lo sé, pero que yo era tonta eso está claro.

Han pasado los años, ha llovido mucho, la vida da muchas vueltas, tengo menos pajaritos en la cabeza y menos prejuicios… y menos tontería, porque no decirlo.

Desde hace unos años empecé a tener interés por esto del ajedrez, sobre todo por el ajedrez educativo. Leí algo al respecto, conocí a una compañera que había hecho un curso que me conto que estaba muy bien, mi hijo empezó a preguntarme por las piezas del ajedrez… y se me encendió el interés. El problema, otra vez el mismo: yo no soy tan lista, no voy a ganar nunca, la gente juega muy bien al ajedrez y yo no, soy mayor para aprender a jugar al ajedrez, no sé quién es kaspárov…. pero ahora ya eso no importa. Ahora, ya sé que nadie sabe jugar al ajedrez (no a nada) sin practicar, que si a mí no me importa perder o ganar no es un problema, que no todo es ganar, que si quiero puedo, que lo hago por curiosidad, para aprender y para enseñar, y no para ganar.

Y apareció la oportunidad, un curso de ajedrez educativo. Y pensé… ¿me apunto? Me apunté, y tengo que decir que cuando fui al curso no estaban ni la princesa Leia, ni Obi One Kenobi, ni Dar Vader. Había mucha gente normal, queriendo aprender y enseñar, y con muchas ganas de divertirse. Mucha gente, más de la que yo pensaba y muy diferente: chicas, chicos, jóvenes, menos jóvenes, profesores, administrativos, … y yo, una profesora de educación infantil.

Desde que empecé con esto del ajedrez he de decir que mi punto de vista ha cambiado bastante. El ajedrez no es sólo ganar, ni mover piezas, ni un juego de mesa, ni una competición… son muchas cosas más. El ajedrez sirve para aprender matemáticas, geografía, historia, nos enseña a movernos en la vida, a relacionarnos con otras personas, nos sirve para enseñar a otros, para aprender de otros, para sentarnos tranquilos un rato, para pensar, para concentrarnos, para adelantarnos, para planear estrategias, para aprender a ganar, para aprender a perder, para relacionarnos con desconocidos, para hacer amigos… para muchas cosas por las que me he subido a este tren y espero seguir en el a pesar de no saber nada de informática, ni ser fan de Dar Vader (mi hijo es fan de Chewbwacca, por si cuenta). Y además, he de decir que engancha, que tengo ganas de aprender más, de practicar, de ver el siguiente video, de jugar partidas contra el ordenador, con amigos, con desconocidos, de apuntarme al siguiente curso, y de poder enseñarle a mis alumnos miles de cosas a través del ajedrez educativo.

Como anécdota, contar que al final , hablando con amigos, descubrí que en el ajedrez, al igual que en La Guerra de las Galaxias, existe una «resistencia». Si una resistencia, gente que con 7 años patinaba y jugaba al ajedrez, que salía de marcha a los 17 y sabía enrocar, y en la Universidad había más de uno que suspendía y sabía dar un mate pastor.

Ahora, con más de 40, me encanta decir orgullosa que voy a un curso de ajedrez educativo. ¿Qué pensarán? ¿Me verán como una friki? ¿Me imaginarán vestida de la princesa Leia haciendo cola en el próximo estreno de Star Wars? No lo sé, y me da igual, sólo espero… que la fuerza me acompañe ; )

Espero que os haya gustado, y hayáis apreciado el cambio que se da en una persona especial, de aquellas que tienen gran repercusión en sus alumnos, por dedicarse a una de las fases más criticas de su vida.

 

 

 

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